Estudios realizados muestran que las mujeres con valores de IMC (índice de masa corporal) superiores a 30 son tratadas por infertilidad con mucha más frecuencia que las mujeres con valores de IMC entre 20 y 25.. Esto se debe a que la mujeres obesas sufren más comúnmente el síndrome de ovario poliquístico (SOP)..
Esta condición supone la presencia de un gran número de quistes inofensivos (sacos llenos de líquido) que se desarrollan en los ovarios de las mujeres, los que, por este motivo, no pueden liberar el óvulo, disminuyendo la posibilidad de ovular. Además, el equilibrio hormonal de la mujer puede verse comprometido, por ejemplo, a consecuencia de picos de azúcar en sangre.
Debido a que el estrógeno se forma tanto en los ovarios como en las células adiposas (tejido graso), la excesiva presencia del estrógeno de las células grasas puede, por consiguiente, causar un completo desequilibrio hormonal, que, como creen los científicos en fertilización, puede contribuir a la infertilidad.
El tejido adiposo excesivo también afecta de forma negativa a la circulación en todo el cuerpo, inclusive el útero. Esto puede ser perjudicial cuando se intenta concebir, ya que la región uterina requiere de grandes cantidades de nutrientes para iniciar el embarazo.
Anorexia
Un valor de IMC (índice de masa corporal) inferior a 18 también puede causar problemas en las parejas que desean ser padres.
Esto se debe a que el cuerpo de la mujer no tiene las reservas de energía suficientes para afrontar el embarazo. Por consiguiente, el cuerpo puede modificar la producción de óvulos, lo que conlleva a la ausencia o el retraso de los ciclos menstruales.